Un freelancer es, básicamente, una persona que trabaja de manera autónoma prestándole un servicio a otros a cambio de una compensación. La modalidad de trabajo freelance es la cristalización de la evolución en los paradigmas de trabajo, quienes optan por este estilo de vida disfrutan de ventajas muy atractivas como la independencia, la libertad y la oportunidad de establecer sus propias reglas bajo ciertos parámetros, pero a cambio carecen de elementos como beneficios laborales y la seguridad de un ingreso periódico… ciertamente no es una forma de trabajo para todos, aunque cada vez sean más las personas optan por este estilo.

Un freelancer es un emprendedor, solo que su negocio de cierta forma gira en torno a sí mismo. Tal como los emprendedores más tradicionales, los freelancers pueden sentirse solos ante el desafío de poner en marcha una empresa. No obstante, con un nuevo enfoque esto puede cambiar y traer beneficios a todas las partes.

Piensa en grande, considera las ventajas de una sociedad conformada por freelancers.

Asociarte a otros conlleva una serie de beneficios nada despreciables: haces crecer tu negocio, reduces la sensación de aislamiento y soledad, sumas talento a tu equipo y reúnes esfuerzos en torno a una meta común.

Piénsalo, puedes diseñar un equipo de trabajo a la medida de los objetivos compartidos, donde cada quien aporte desde lo mejor de sí. Lo más importante, diría que crucial, es que identifiques cuál es tu meta principal y cuáles son los hitos propios del camino para alcanzarla, qué necesitas concretamente para tener éxito (sin abstracciones que puedan confundirte a ti y al resto) y qué condiciones van a permitir que todos se beneficien de embarcarse en un proyecto juntos.

Cómo construir un equipo que realmente funcione.

A pesar de todas las ventajas que te he mencionado, trabajar en sociedad no es nada fácil. Por eso, quiero ofrecerte algunas ideas para que lo logres.

1. Aclara tus ideas.

Define muy bien la misión, visión y propósito de tu empresa. Que cada una de las decisiones que tomes estén guiadas por estos elementos.

2. Traza tu camino a seguir.

Reflexiona y describe de la manera más concreta posible cuál es tu meta como empresario. Luego puntualiza qué necesitas para avanzar en dirección a ella.

3. Identifica tus habilidades y limitaciones.

Analiza en profundidad tu propio perfil y, luego, evalúa cuáles de las necesidades que identificaste en el paso anterior puedes satisfacer por ti mismo. Considera no solo tus habilidades, sino también tus recursos (entre ellos el tiempo) disponibles.

4. Visualiza a tus futuros socios.

Ahora, identifica los perfiles que te hacen falta y comienza a visualizar en tu mente cómo serían tus colaboradores ideales.

5. Empieza a unir las partes.

Una vez que has establecido tu perfil y el de los colaboradores que te gustaría que conformaran tu equipo, añade en la ecuación sus características personales… recuerda que, independientemente de si van a compartir un espacio o del nivel de interacción que tendrán, necesitas que «las piezas encajen» y que las características personales de tus socios les permitan trabajar juntos. Esta parte puede ser retadora para algunos, por lo que te recomiendo que consideres buscar asesoría externa si sientes que lo necesitas, los equipos no solo requieren talento sino poder alinearse en torno a sus objetivos. 

6. ¡Es tiempo de investigar!

Ahora, lo que has visualizado en tu mente debe encontrarse con lo que hay disponible en el mercado. Puedes comenzar conversando con amigos y conocidos que puedan nutrir tu punto de vista e incluso colaborar contigo, pero también es importante que investigues en la web, bolsas de empleo y ferias de trabajo cuáles son las profesiones y oficios que pueden satisfacer tus expectativas y qué es lo que puedes ofrecerles a estas personas. Este punto se trata de realidad y viabilidad.

7. Comienza a construir relaciones.

Empieza a hacer llamadas, enviar correos y conformar tu equipo de trabajo. Puede que debas trabajar con un número reducido de miembros al inicio, pero no te preocupes, esta es solo la parte inicial del camino y luego viene la fase de expansión.

8. Haz las primeras pruebas.

Una vez hayas contactado con algunas personas que se muestren interesadas en tu proyecto, tómate un tiempo para conocerlas. Evalúa si pueden trabajar como equipo durante un buen tiempo. Muestra interés en lo que ellas pueden aportarte, pero no olvides aportar también valor.

9. Negocia.

Reúne a tu nuevo equipo y negociad la división de las tareas, alineándola con el reparto de los ingresos del proyecto. No escatimes tiempo y esfuerzo en esta parte, es crucial que lleguen a acuerdos que les permitan sentirse cómodos con lo que hacen, manteniéndose motivados y comprometidos a mediano y largo plazo.

10. ¡A trabajar!

Una vez has transitado el camino anterior, es hora de llevar a la práctica todo lo que habéis visualizado y acordado. Mantente especialmente atento al desempeño e integración durante las primeras semanas y realiza reuniones periódicas que te permitan evaluar la productividad del equipo.

Recursos adicionales:

Para finalizar, quiero ofrecerte algunas herramientas y recursos que estoy seguro van a serte de utilidad. ¡Yo mismo los utilizo!

Si recién estás comenzando a emprender, te recomiendo este artículo para que sientes bases sólidas y puedas hacerlo de la mejor forma. Si ya estás un poco más avanzado, puedes nutrirte de estas herramientas para emprendedores que son ideales para impulsar tu productividad, ahorrarte tiempo y mucho dinero (¡la mayoría son gratuitas!). Por otro lado, si estás buscando contactar con freelancers que puedan sumarse a tu proyecto, te recomiendo ingresar en plataformas como Fiverr, Upwork o Workana, donde encontrarás a personas maravillosas y muy talentosas.

¡Te deseo mucho éxito!

Luis Gil– Inspira y Avanza. Puedes tener la vida que deseas. Sabemos cómo guiarte: www.luisgilconsultoria.com