ENLACES ÚTILES
© 2020 – Luis Gil
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Desde que decidí convertirme en coach y dedicar mi vida a ayudar a otras personas a alcanzar sus metas personales y profesionales, he tenido la oportunidad de dar charlas, talleres y conferencias ante todo tipo de público. Me llama la atención que cuando me reúno con jóvenes veo que tienen un concepto erróneo sobre la genialidad.
Ellos se fijan en sus ídolos, toman lo que perciben de ellos y trasladan habilidades excepcionales en un campo específico a todos los ámbitos de la vida de esa persona. Es decir, si admiran a un futbolista exitoso, por ejemplo, asumen de manera casi automática que ése deportista es grandioso en las otras áreas de su vida. De esta forma, este futbolista del ejemplo teóricamente sería también un ícono de la moda, una persona muy inteligente, un excelente amigo, hijo y todos los mejores adjetivos que se nos puedan ocurrir. Sin embargo, esto no es real. Esta es solo una percepción que los hace instaurarse como ídolos y alejarse de cualquier referencia real posible.
Si quieres comprobar lo que te digo, tan solo tienes que buscar ejemplos concretos y así podrás romper esa ilusión. Con una rápida búsqueda encontrarás miles de ejemplos que van contra esa idea de que alguien es excepcional en todo. Hay grandes futbolistas sin nada de humildad, cantantes que son incapaces de argumentar con un mínimo de criterio o grandes matemáticos que no logran tomar decisiones que les permitan mantener su salud.
La genialidad es imposible extenderla a todas las áreas de la vida. Debemos entender que no podemos ser buenos en absolutamente todo, pero que seguramente seremos especialmente buenos en algo en concreto.
Una vez que comprendemos que nuestros ídolos no son dioses podemos ver que son seres humanos como nosotros. Tal como ellos, también tenemos algo único y valioso que nos diferencia de los demás, así que todos somos genios… si sabemos hallar y potenciar nuestro talento especial.
Todos podemos desarrollar algo que destaque frente a los demás. No hace falta deslumbrar al mundo, es suficiente con que sea una capacidad que en tu comunidad haga falta o no sea tan común. Si desarrollamos y explotamos aquello para lo que somos especiales de manera innata, será mucho más natural, sencillo y seguro que alcancemos nuestros objetivos vitales sin esa espantosa sensación de “estar en el lugar equivocado”, como suele ocurrirles a las personas cuando consiguen destacar en actividades que prácticamente les han sido impuestas gracias a creencias externas que esconden quiénes son verdaderamente.
«El genio se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación». Homero.
Me alegra poder decir que así como adoptamos ciertas creencias podemos elegir otras que las sustituyan. Lo ideal es que estas nuevas creencias estén en mayor sintonía con nosotros y con nuestro propósito vital. Haciendo esto, no solo podemos sentirnos mejor con nosotros mismos y con el entorno en el que nos desarrollamos, sino también podemos encontrar nuestra propia genialidad y alcanzar un éxito genuino, que nos haga sentir prósperos y maravillosamente plenos.
Descubrir nuestra genialidad y nuestra autenticidad es posible, aunque no siempre sea el camino más fácil… lo que sí te puedo asegurar es que es un proceso increíblemente enriquecedor del que no te arrepentirás y que puedes transitar solo o con la ayuda de un experto que te guíe (¡en lo personal me encanta y me parece sumamente satisfactorio acompañar a alguien en el descubrimiento de su camino único y especial al éxito!).
Luis Gil– Inspira y Avanza. Puedes tener la vida que deseas. Sabemos cómo guiarte: www.luisgilconsultoria.com
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