ENLACES ÚTILES
© 2020 – Luis Gil
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Quería aprovechar la oportunidad de haber estado hace relativamente poco en una magnífica formación dirigida por Pablo Tovar, Daniel Poch, y todo su equipo, donde se trabajaba desde un punto de vista individual el concepto de liderazgo. Ahí, y a grandes rasgos, creo que es muy interesante ese planteamiento de camino, ese hilo conductor que debe tener todo proceso de desarrollo para que de una manera ordenada y lógica vaya pasando por las etapas que la persona necesita e ir descubriendo -y descubriéndose- para poder seguir avanzando e impulsar su liderazgo.
«El liderazgo es la capacidad de traducir la visión en realidad». Warren Bennis.
El liderazgo no solo tiene que ser un liderazgo hacia los demás, siempre comienza por el liderazgo de uno mismo. Ahí es donde estas etapas son importantes:
Hay una primera etapa que, como siempre, tiene que ver con el pasado. En esta etapa, que dentro de la formación se llamaba “Historia”, hay que aprender a recordarse, a recordar momentos y el impacto que tuvieron para que desde esas memorias uno pueda empezar a reconocerse.
En este punto hay que ir más al presente y analizar el sistema de creencias que me está moviendo hoy, identificar cuál es la programación que me está llevando a seguir el día a día y reconocer si esa es una programación creativa y generativa que me lleva a ir a por situaciones mejores o quizás sea una programación más defensiva que sencillamente trata de evitarme situaciones que sean peores, sin la valentía y la disposición para ir a por cosas mucho más enriquecedoras que pudieran estar disponibles para mí.
Luego de las dos etapas anteriores llegamos a la tercera etapa. En ella debemos indagar en nuestros valores y una vez que estos están definidos y logramos identificar al menos a grandes rasgos el por qué hacemos las cosas entonces ya podemos sentar las bases para seguir transitando en nuestro camino del liderazgo.
En esta etapa nos vamos a buscar desde esos pilares del conocimiento que construimos en la etapa anterior lo que sería nuestro propósito.
El propósito es aquello que nos mueve, es hacia dónde queremos ir y qué es lo que queremos obtener… qué nos moviliza internamente y hacia dónde nos lleva.
Una vez que tenemos ese conocimiento, sobre todo desde una metodología como es el coaching, la lógica dice que debemos generar un plan de acción, que sería el siguiente punto si no tuviéramos en cuenta algo que en el coaching no se suele analizar demasiado y que es un punto intermedio que es nuestra sombra.
Como decía Jung, la sombra, o ese lado de nosotros que nos lleva justo al lugar opuesto del que queremos ir (como toda dualidad). Cuando hayamos entendido este lado, que también es bueno conocer para saber cómo poder en cierta medida satisfacer lo que trata de ofrecernos, darle la oportunidad de que lo haga de una manera más constructiva, entonces sí iremos al siguiente punto.
El núcleo de esta etapa es elaborar un plan de acción: Una vez hemos decidido el camino toca un punto final que sería establecer las palancas necesarias para que esa planificación que hemos diseñado para incrementar nuestro liderazgo sobre nosotros mismos y conseguir que se den los cambios necesarios para alcanzar nuestras metas se ponga en marcha… y es llegado este momento que necesitamos las estrategias necesarias para activarnos.
Una vez más, aunque este es un resumen realmente breve y superficial para la tremenda calidad, profundidad y el increíble nivel de la formación que he podido disfrutar junto a Pablo, Dani.. y su magnífico equipo quiero agradecerle públicamente todas las enseñanzas que ofrece cada minuto de interacción con él, al que conozco hace ya más de una década… y con todos los grandes compañeros de su equipo. Mi eterna gratitud.
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