Todo aquel que practica un deporte es un ser humano y, como tal, no están .exento de preocupaciones, alegrías o cualquier tipo de pensamiento que la mente pueda albergar. Sin embargo, en muchos casos, la mente puede jugar malas pasadas y hacer que la persona mejor preparada y con un entrenamiento perfecto falle estrepitosamente, solo por no saber manejar o no darle importancia a su mundo interior.

Cuando hablo de «mundo interior», me refiero a todos esos pensamientos y sentimientos que experimentamos en nuestra vida diaria… cuando un deportista se enfrenta a un partido, carrera o a cualquier desafío que implique su actividad deportiva, debe entrenar su mente tal como trabaja con su cuerpo físico, como si se tratara de un músculo más implicado en el deporte que va a realizar.

Entendiendo cómo actúa tu mente en el deporte.

La mente está siempre en funcionamiento, incluso cuando dormimos nuestra cabeza está haciendo funciones restauradoras y creando para nosotros contenidos oníricos. Cuando estamos despiertos, su trabajo es más fácil de identificar aún, podemos sentirlo en todos esos pensamientos, inquietudes, ilusiones y debates internos que tenemos con nosotros mismos, he ahí la clave.

¿Te has puesto a pensar cuánto discutes internamente, especialmente cuando tomas una decisión? Haz memoria e identifica esas ocasiones en las que hablas contigo mismo, te felicitas, reprimes o sopesas alternativas… es una cantidad enorme de energía la que inviertes en esos momentos, lo cual te aísla del mundo exterior y, en el caso que estés haciendo una actividad, disminuye tu rendimiento y foco.

No es el fin del mundo ni debes recriminarte como si se tratara de una enfermedad o de un defecto imposible de superar, al contrario, tal como entrenas para hacer deporte puedes aprender a dirigir tu mente a objetivos específicos que no solo no entorpezcan tu ejecución, sino que por el contrario, la mejoren.

«Si no te ves a ti mismo como ganador, no podrás desempeñarte como tal». Zig Ziglar.

Tus pensamientos pueden ser tus adversarios o aliados: tú decides.

Lo primero que debes entender es que es completamente normal que tu mente se ponga en marcha para evaluar situaciones e intentar ayudarte a que hagas cada actividad lo mejor posible, solo que en ocasiones necesita un entrenamiento especial para brindarte una ayuda realmente efectiva.

Es realmente crucial que te «blindes»contra la negatividad: Si esta afecta el día normal de cualquiera, no te imaginas lo que es capaz de hacerle a tu desempeño deportivo. Una vez que comenzaste tu actividad, poco importa si llegaste tarde a un entrenamiento, comiste un gramo más de grasa que el que te recomendó tu nutricionista o tuviste una discusión con tu pareja la noche anterior… una de las cosas más importantes que debes aprender a hacer es mantener los pensamientos irrelevantes para ese momento específico a raya, más aún cuando se trata de ideas pesimistas o de incapacidad, que le restan motivación, concentración y ánimo al momento presente.

No solo eso, esta clase de ideas también te impide hacer estimaciones realistas y planificar con claridad las acciones a tomar, decisiones que en el deporte pueden darse tan solo en milésimas de segundos. Así que, tal como has invertido tanto en tu acondicionamiento físico, no dejes que este fenómeno enturbie tu rendimiento y aprende a hacerle frente de una vez por todas.

«No digas no puedo ni en broma, porque el subconsciente no tiene sentido del humor y lo tomará en serio». Facundo Cabral.

Convierte a tu mente en la mejor parte de tu equipo.

Regálate un espacio para el diálogo interno:

Muchas veces, los pensamientos nos inundan en momentos inapropiados (como cuando hacemos deporte, trabajamos o meditamos) porque es el único espacio que tienen para hacerlo. Si, en cambio, adquieres la rutina de tomarte unos minutos para observar lo que pasa por tu mente, evaluar tus acciones en el tiempo y brindarte un feedback equilibrado y sincero, tu mente luego estará más despejada y será tu compañera cuando decidas dar el todo por el todo en cualquier actividad.

Atiende tus preocupaciones:

Ese ruido que es capaz de entorpecer tu rendimiento en ocasiones tiene su origen en preocupaciones de la vida diaria o sólo intenta alertarnos de cosas que no están bien con nosotros. Por eso, si resolvemos estos «asuntos pendientes» (o al menos comenzamos a atenderlos) serán un elemento menos en la lista de cosas que luchan por obtener nuestra atención; además, el deporte, en contra a lo que muchos piensan, es más que sólo correr o golpear la bola con un palo de golf, por solo citar un par de ejemplos, así que considera buscar ayuda profesional si lo que te perturba ya está excediendo los límites razonables, te está afectando significativamente y sientes que no puedes solo.

Entrena tu mente:

Aprende a identificar el ruido incluso antes de que comience, reconoce qué pensamientos y emociones experimentas cuando entrenas, así como todas aquellas sensaciones que percibe tu cuerpo. De esta manera, sabrás qué esperar en los momentos que son importantes para ti y tu mente no perderá su concentración ni se desviará de tu objetivo principal: dar lo mejor de ti.

«El deporte tiene el poder de cambiar el mundo, tiene el poder de inspirar y de unir a la gente como pocas cosas lo hacen… el deporte puede crear esperanza donde alguna vez solo hubo desesperación». Nelson Mandela.

Si pudiera darte un último consejo, uno que realmente pudiera ser la base de todo, te diría: respétate a ti mismo.

Luis Gil– Inspira y Avanza. Puedes tener la vida que deseas. Sabemos cómo guiarte: www.luisgilconsultoria.com