ENLACES ÚTILES
© 2020 – Luis Gil
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En las últimas semanas he invitado a mis seguidores a realizar procesos de reflexión y he acompañado a aquellos que se han sumado a la iniciativa. Mi objetivo era que todos identificaran las metas que realmente pueden hacerlos felices, qué acciones deben llevar a cabo para lograrlas y cuáles son las fortalezas y debilidades personales con las que cuentan. Pues bien, si ya has realizado lo anterior (en caso contrario siempre estás a tiempo ;-)) es hora de volcar toda esa energía a la acción y comenzar a trabajar por lo aquello que deseamos.
Puede que tus metas sean realmente grandiosas o que te hayas inclinado por algunas más modestas. Lo cierto es que lo más recomendable es dividirlas en objetivos concretos que te conduzcan a esa meta principal. Por ejemplo, si tu meta es correr un maratón a mediados de año pero hasta el momento has llevado una vida bastante sedentaria, es poco factible y saludable que, de buenas a primeras, intentes correr decenas de kilómetros diariamente… puede que necesites comenzar con distancias más cortas o incluso debas iniciar exclusivamente con breves caminatas, y eso está bien.
«Una meta sin un plan es solamente un deseo».
Alcanzar nuestras metas es un proceso único y personal. En él puedes beneficiarte de marcar hitos que evidencien tu progreso, te mantengan motivado y te permitan evaluar cada cierto tiempo tu desempeño en relación a tu meta principal. Puede que necesites hacer ajustes, que requieras más o menos tiempo del que habías estipulado o que ahora debas considerar aspectos que no habías pensado antes.
Tener espacios de reflexión periódica te permitirá identificar y hacer los cambios pertinentes, evitando que caigas en metas poco realistas de todo o nada que en su mayoría solo dejan malestar e insatisfacción.
Uno de los comentarios más comunes que les escucho decir a mis clientes es que suelen contar con una gran cantidad energía cuando se trazan una meta, pero con el tiempo la van perdiendo y a veces incluso olvidan su objetivo por una temporada… y terminan recordándolo tiempo después, en la mayoría de los casos solo para lamentarse.
Por eso que la primera recomendación que te hago es que no pierdas el norte. ¿Ya has definido tu meta? Entonces hazla parte de tu entorno, de forma que sea prácticamente imposible pasar de ella. Algunas de las estrategias que utilizo, dependiendo de mi objetivo, son:
– Recordatorios en mi agenda y smartphone.
– Colocar un aviso en algún lugar visible de mi oficina u hogar.
– Darle a conocer mis planes a un miembro de mi familia o amigo.
– Vincular lo que anhelo a alguna actividad que ya sea parte de mi rutina. Por ejemplo, si lo que deseo es aprender un segundo idioma y suelo ver una película o programa determinado los fines de semana, mantengo ese hábito configurando la película en función del idioma que quiero aprender.
No importa lo «individual» que sea tu meta, siempre podrás beneficiarte de hacer partícipes a otros de tus planes. Ya sea porque quienes te rodean pueden preguntar periódicamente por tu progreso y mantenerte enfocado con naturalidad o porque decidan sumarse en tu recorrido, contar con alguien que te apoye siempre será un recurso invaluable.
«Los verdaderos amigos son como una parte de nuestra columna vertebral, siempre están ahí cuando es necesario contar con un soporte».
Las relaciones sociales son, en sí mismas, una fuente de bienestar y pueden ayudarnos con esa motivación extra que necesitamos para exigirnos a nosotros mismos el esfuerzo que requerimos para lograr una meta. Por ejemplo, en el ámbito deportivo, un estudio realizado en Inglaterra concluyó que más del 60% de las mujeres que entrenaban con sus mejores amigas tenían un mejor desempeño que aquellas que no… pero esto es solo un ejemplo, basta con que hagas memoria y seguro que surgirá algún recuerdo propio en el que algún amigo o miembro de tu familia te dio ese empujón que necesitabas.
Sea cual sea tu meta te puedes beneficiar de ayuda especializada. Puede que te sea de utilidad trabajar aspectos personales que te estén dificultando avanzar como querrías o que un proceso de mentorización te brinden la guía ideal, la compañía y el impulso para que logres lo que deseas con mayor facilidad y en menor tiempo.
«Nunca se es demasiado viejo para trazarse una nueva meta o soñar un nuevo sueño». C. S. Lewis.
Con respecto a la búsqueda de apoyo profesional debo decir dos cosas: La primera es que no es un signo de debilidad o de que algo vaya mal contigo, al contrario, es mucho más sano reconocer nuestras áreas de mejora y crear vínculos que nos brinden apoyo que enfrascarnos en intentar lograr todo por nuestra cuenta con métodos que hasta ahora no nos han funcionado.
Lo segundo que me gustaría mencionar es que si decides contratar a un especialista revises su formación, trayectoria y referencias. Gran parte de la mala reputación que tienen ciertos trabajos de asistencia reside en que están siendo ejercidos por personas con poca ética que carecen de los requerimientos mínimos para acompañar a otros en un proceso tan complejo como lo es la mejora personal. Si tienes alguna duda, no dudes en contactarnos… mis canales de comunicación están siempre abiertos para ti.
Luis Gil– Inspira y Avanza. Puedes tener la vida que deseas. Sabemos cómo guiarte: www.luisgilconsultoria.com
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