Hace unos meses fui invitado a participar en el sexto Congreso de la Fundación Knowdle, que en esta ocasión tuvo el lema “We are all robots», una oportunidad de ponernos al día (y maravillarnos) con todos los adelantos de la tecnología y su creciente impacto en el mundo actual. Debía hablar sobre «La Espiral de la Felicidad en el entorno actual». Cuando preparaba mi participación me pregunté cómo encajaba La Felicidad en todos estos temas relacionados a la tecnología y qué podría aportar yo allí…
…y esa fue la base de lo que quise compartirles.

A pesar de que objetivamente a nivel mundial estamos mejor que en décadas anteriores, también vemos día a día cómo se incrementa el número de suicidios y de personas que consumen antidepresivos. Por muchas ventajas que nos brinde el mundo virtual puede que también nos esté alejando de nuestro propio mundo interior y de esa conexión íntima con aquellos que nos rodean.

«La comunicación, la conexión humana, es la llave para el éxito personal y profesional». Paul Meyer.

Lo que personalmente me parece grave de todo esto es que “lo que no se practica se olvida” y puede que este alejamiento nos esté desconectando también de las formas de relacionarnos y vivir colaborativamente con otros, puede que algunos ni siquiera hayan aprendido a hacerlo. Cómo alcanzar la felicidad, comunicarnos asertivamente, ser empáticos o gestionar nuestras emociones, por solo citar algunos ejemplos, son cosas que a pesar de ser muy importantes no se enseñan en las escuelas ni universidades, por lo que la posibilidad de aprenderlo queda en otros entornos y en nuestra propia decisión personal.

La decisión de ser feliz.

Muchas personas dicen que no están conformes con quienes son y con lo que han logrado, algunas incluso, más allá de esa incomodidad, no identifican siquiera ese estado ideal que quisieran conseguir. Y es que, precisamente como te venía comentando, las cosas que parecen más fundamentales en la vida no se enseñan en las instituciones y muchas veces ni nos detenemos a pensar en ellas.

Pero eso no significa que nos encontremos estáticos en nuestras vidas, aunque puede que en ocasiones nos sintamos así. Yo lo que creo es que estamos en una espiral, ¿por qué? Es parte de principios físico-químicos (como la inercia en la física y la segregación de determinadas sustancias por parte de nuestro cerebro), siempre estamos en movimiento… sea hacia arriba o hacia abajo.

La espiral de la Felicidad.

Partiendo de esa idea que te comentaba anteriormente escribí mi libro “La Espiral de la Felicidad”. En él quise compartir cómo generar o potenciar una espiral en la dirección que deseemos y que se encuentre conectada con nuestros propósitos.  Para hacerlo, hay 5 cosas que he encontrado fundamentales:

1. Encontrar nuestro propósito.

Identificar para qué hacemos lo que hacemos puede ser complejo, pero en mi libro te regalo algunos ejercicios prácticos y sencillos que te pueden ayudar en esa tarea. Una pista que te puede guiar en ese camino: El propósito está íntimamente ligado con la pasión y el talento.

Si aún no encuentras cuál es tu propósito de vida o a largo plazo, no te preocupes, sencillamente haz lo que te guste en este momento y que sea la acción la que te muestre la ruta para hallarlo.

2. Aferrarnos a nuestros valores.

Nuestros valores son como una cuerda que nos brinda estabilidad en todo momento y, además, nos proveen seguridad adicional cuando estamos creando o escalando una nueva espiral que nos conduzca a la felicidad que anhelamos.

Por eso, te invito a reflexionar en si para las metas que te has trazado cuentas con los valores adecuados que te sirvan de apoyo en momentos difíciles. Si actualmente no logras identificar o te sientes inseguro sobre cuáles son los que mejor pueden guiarte en el camino que deseas, te propongo estos que me parecen fundamentales: respeto, solidaridad, bondad y humildad.

3. Dedicar tiempo a nuestro interior.

Otros ponentes comentaron la necesidad de ir creciendo para adaptarse a toda la oleada de conocimiento que se genera día a día. Estoy de acuerdo, pero yo incluiría que el conocimiento que más necesitamos es el de nuestro propio mundo interior.

Una crisis puede llevarte a un proceso de autoconocimiento, pero si te conoces bien interiormente difícilmente caerás en ella.

El autoconocimiento es un proceso al que hay que volver, si se puede, todos los días. Una de las formas que más recomiendo es la meditación, no es tan difícil como muchos se lo imaginan, es solo cuestión de saber incluirla en nuestra cotidianidad.

4. Conservar el equilibrio.

– Físico: Cuidar de nuestra alimentación, actividad y bienestar general.

– Intelectual: Mantenernos en constante aprendizaje, aportando cosas a nuestro entorno, trabajando o participando en actividades voluntarias.

– Emocional: Compartir con nuestra familia y amigos, conocer gente nueva y ampliar nuestros círculos.

Muchos dicen que la familia es lo más importante de sus vidas, pero no le regalan un espacio en su agenda. Como dice Covey: “el futuro no existe”, así que no pierdas la oportunidad disfrutar tu presente.

– Espiritual: Preguntarnos cada cierto tiempo por qué estamos aquí y si nuestras acciones se encuentran alineadas a nuestra respuesta.

5. El Optimismo.

La mayor parte de lo que sentimos y vivimos se debe a lo que interpretamos sobre lo que nos pasa y no a los acontecimientos en sí. Por eso, yo creo que no existen personas realistas, sencillamente no creo que exista la realidad, lo que sí creo es que tengo una versión de ella… y, como es mía, elijo que sea una versión optimista.

Y si este anticipo te ha animado, te invito a ver el vídeo de mi participación en el congreso y a adquirir tu ejemplar de mi libro, «La Espiral de la Felicidad», pulsando aquí.

Luis Gil– Inspira y Avanza. Puedes tener la vida que deseas. Sabemos cómo guiarte: www.luisgilconsultoria.com

Imágenes cortesía de: https://hdwallsource.com/rock-climbing-computer-wallpaper-56287.html y http://elclarinweb.com/salud/12-ejercicios-mejoran-equilibrio