Muchos de nosotros nos enfrentamos al desafío de poner un precio a nuestra hora de trabajo. Visto de manera superficial parece ser un tema fácil y no faltará quien diga que para definir el valor de nuestro tiempo solo hay que pedir el máximo posible o mirar las tarifas de la competencia… nada más errado. También ocurre que personas con dificultades económicas se dejan llevar por sus necesidades y establecen las tarifas que consideran el mínimo viable para atraer clientes y sobrellevar su situación, ignorando que más temprano que tarde esto los meterá en aprietos.
¿Puedes calcular el valor de tu hora de trabajo de una forma en la que las cuentas te den a final de mes? Claro que sí. Contrario a lo que podamos sentir a veces, el dinero no aparece y desaparece de manera sobrenatural y si hacemos los cálculos adecuados no habrá misterios en nuestras cuentas. Por eso te animo a seguir leyendo, incluso si ya eres un autónomo experto en cómo llevar tus finanzas, porque nuestro trabajo evoluciona y nuestros ingresos deben hacerlo también 😉
Elementos a tener en cuenta al calcular el valor de nuestro trabajo:
1. El salario neto al que aspiras a final de mes.
Es muy común (¡demasiado!) que los nuevos autónomos o emprendedores estimen cuánto quieren ganar mensualmente y, en función de ese número, calculen el precio de su hora de trabajo. Muchos dividen el valor deseado entre el número de horas a trabajar y listo. Sin embargo, no es tan sencillo y el salario bruto no es igual al neto, por lo que impuestos y otras deducciones pueden hacer un gran desbarajuste en las finanzas personales de quienes caigan en esa confusión.
2. Tus gastos fijos.
A veces se piensa que un autónomo tiene un negocio propio con costes igual a cero, pero esto no es así. Si bien puede que no tengas que gastar en ropa adecuada para un trabajo particular o en desplazamientos diarios, por ejemplo, sí debes pagar servicios y todo lo que necesita tu negocio para mantenerse funcionando.
Incluso en aquellos casos en los que no necesitas salir de casa debes pagar luz, conexión a Internet, las suscripciones/membresías que necesites, gestorías, etcétera, e ir haciendo un fondo de ahorros en caso de algún imprevisto (como una reparación o actualización para tu equipo de trabajo). Así que, aunque no sean los mismos que en un trabajo tradicional, definitivamente tus gastos fijos no son iguales a cero.
3. Los días y el número de horas diarias que trabajarás.
Establece, de manera conservadora, cuántas horas al día vas a trabajar y por cuántos días de la semana. Suma el resultado hasta que tengas el número total de horas que vas a invertir al mes.
Cuando calcules el número de horas que vas a trabajar sé lo más objetivo posible… Asumir que trabajaremos ocho horas al día y terminar trabajando hasta la madrugada para entregar un trabajo de calidad no tiene nada de heroico y no es sostenible en el tiempo. Mide cuánto tiempo sueles invertir en cada proyecto, evalúa qué puedes hacer para aumentar tu productividad y haz que cada minuto cuente.
Toma en cuenta que vas a necesitar tiempo para comer, ir al baño, hacer diligencias, publicidad, llamadas telefónicas, entre muchas otras cosas. Esas horas no son facturables directamente, pero debes identificar el tiempo que empleas en estas tareas para poder calcular el número real de horas trabajadas y así establecer un valor para esas horas que justifique todo ese tiempo «extra».
4. Cuántos días de vacaciones y festivos tomarás, así como un estimado para reposo en caso de enfermedad.
Cuando comenzamos a trabajar por nuestra cuenta y estamos repletos de entusiasmo podemos llegar a olvidar que es necesario tomar días libres, que existen días festivos y que puede que en algún momento debamos tomar reposo. Considera todos estos días en tus cálculos, revisa el calendario de tu país e incluso puede ser beneficioso que le eches un vistazo al de los países de tus clientes más frecuentes. Esta información no sólo te dará tranquilidad sino que, además, puede mejorar increíblemente tu comunicación con aquellos que trabajan contigo.
5. La competencia y el mercado.
Si bien al iniciar este artículo te decía que no es conveniente basar el precio de tus servicios fijándote en el de otros, sí debes tomarlos en cuenta para establecer un valor de referencia que, en conjunto con todos los datos anteriores, te permita hacer estimaciones realistas y adecuadas.
Igualmente, debes consultar con potenciales clientes cuál es el precio aproximado que pagarían por tu servicio o el que han pagado a otros en el pasado… no te desanimes si ves importes que parecen muy bajos en comparación a lo que esperarías, puede que sus costos de operación sean menores, que la calidad no sea la misma que ofreces tú o que estén intentando atraer clientes para ganar reputación. Usa toda la información disponible a tu favor y recuerda que este es apenas tu punto de partida, aún tienes todo un camino por delante para crecer.
Una herramienta para hacer todo esto más sencillo:
Si ya has considerado todo lo anterior y has sacando tus cuentas, esta calculadora te permitirá obtener la estimación final con tan solo un par de clics. Otra ventaja es que puedes ir cambiando los valores y ajustar los datos según lo vayas creyendo conveniente.
¿Qué te ha parecido el valor final? ¿Es acorde a lo que esperabas? ¡Te leo en los comentarios!
Luis Gil– Inspira y Avanza. Puedes tener la vida que deseas. Sabemos cómo guiarte: www.luisgilconsultoria.com