Ayer, en una sesión individual aparecía una vez más el concepto de «sombra». Esa parte de nosotros que solemos rechazar en silencio, que para nosotros representa lo peor de nuestro carácter, de nuestros miedos, de nuestras debilidades. Es curioso como suelen reaccionar las personas cuando oyen:  acepta tu sombra como tal, como parte de ti. Sin embargo, no es posible avanzar en ciertos bloqueos de crecimiento personal o  profesional.

La  sombra también eres tú.

Dentro de las diferentes dimensiones de una persona, de las diferentes caras, lo primero es entender que esa parte de nosotros que nos puede parecer detestable a veces, también somos nosotros. Es parte de nuestra identidad. Aquí puedes leer más sobre esto, sobre nuestras diferentes partes de nuestra identidad. Como toda parte de nosotros, si la rechazas, la harás mas fuerte. Si no le prestas atención, la harás más fuerte.
[Tweet «Si rechazas tus sombra, la estarás haciendo más fuerte. La salida es aceptarla.»]

¿Entonces que opción queda? Acepta tu sombra.

Pues si no vale rechazar ni evitar… lo que queda es aceptar. Y como decíamos aquí, aceptar no es rendirse y dejarse ir sin poder hacer nada por mejorar, sino que  implica reconocer profundamente que actualmente esa sombra está en ti para, desde ahí, poder permitir que se vaya acortando hasta hacerse mucho más llevadera.
[Tweet «La sombra es como ese amigo que, a pesar de sacarte de quicio, lo quieres tal cual es»]

Hay siempre una intención detrás.

Recuerda que hay una diferencia entre la intención de un comportamiento y el comportamiento en si.  Entender, reflexionar desde el punto de vista de las intenciones, y desde ahí trabajar en la armonía y en la mejora del comportamiento, es uno de los caminos más directos para conseguir una buena integración y que no sea una parte que realmente no se esté limitando nuestra vida personal o profesional.   Puedes empezar por tratar de hacer eso por ti mismo, antes de que tengas que pedir ayuda por no saber siquiera como gestionarlo.