«Los  7 hábitos de las personas altamente efectivas», de Stephen Covey, es un libro que no tiene pérdida. A pesar de su popularidad, va en contra de la tendencia a ofrecer soluciones relámpago, destacando el valor del trabajo duro, la disciplina y la persistencia. Para este autor (y me permito añadir que para mí también), nuestra mentalidad y acciones diarias son los elementos determinantes para que alcancemos nuestras metas.

Mi reseña en un par de frases: Se trata de un libro indispensable para todo aquel que esté dispuesto a transformarse a sí mismo y trabajar por lo que quiere. Un texto claro y directo. Sin recetas mágicas ni falsas promesas.

Lo que me gusta de este libro.

La verdad es que es un texto al que cualquier persona puede sacarle provecho. No importa tu edad, ocupación o el dinero que hayas acumulado hasta ahora… si muy dentro de ti sabes que puedes y quieres llegar más lejos, en estas páginas  encontrarás herramientas en las que apoyarte.

De hecho, una de las cosas que más me agrada de esta obra es la variedad de recursos que ofrece. Empieza abordando ideas sobre el éxito y cómo ha evolucionado este concepto en el tiempo, para luego explicar la importancia de los hábitos y cómo adoptar los siete que el autor considera más importantes para construir una vida plena y satisfactoria. Covey incluye ejemplos, frases para reflexionar, imágenes y algunos ejercicios para «aterrizar» las ideas y comenzar a nuestro propio proceso.

Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.

A continuación te ofrezco un breve resumen de los hábitos explicados por Covey (¡no quiero hacerte un spoiler, sino una invitación a la lectura). Espero te animes y le eches un vistazo al libro, estoy seguro de que eso bastará para que te atrape ;-). Tu puedes conseguirlo aqui en amazon: LOS 7 HABITOS DE LA GENTE ALTAMENTE EFECTIVA

Sé proactivo.

Ante cualquier situación tenemos dos opciones: quedarnos de brazos cruzados o asumir la responsabilidad de generar el cambio que queremos. Somos nosotros los que nos permitimos o negamos la posibilidad de asumir un rol activo en nuestras vidas y actuar en nuestro beneficio.

Comienza con el fin en mente.

Saber a dónde queremos llegar es fundamental para dirigir nuestros pasos en la dirección correcta. Puede que surjan cambios en el camino, por supuesto, pero hay una gran diferencia entre ajustar el rumbo e ir a ciegas. 

Pon primero lo primero.

Si queremos ser realmente efectivos, es importante que aprendamos a gestionar nuestros recursos en función de lo que sea más importante… no lo más urgente. Priorizando y atendiendo nuestros pendientes de manera adecuada podremos comprobar cómo disminuyen las urgencias y van desapareciendo los obstáculos que se interponen entre nosotros y nuestras metas.

Piensa ganar-ganar.

Como verás, los tres primeros hábitos están enfocados en el desarrollo individual. A partir de este, empezamos a ampliar nuestro rango de acción e incluimos en nuestro trabajo a nuestro entorno.

Las relaciones que cultivamos pueden ayudarnos a alcanzar resultados mucho más potentes de los que conseguiríamos solos, pero esto solo es sostenible y escalable si procuramos que todas las partes se vean beneficiadas. Esto implica adoptar una mentalidad de abundancia que nos permita entender a nivel profundo que todos podemos ganar porque no estamos en una competencia, al contrario, trabajando colaborativamente obtendremos premios para todos.

Busca entender primero y ser entendido después.

Es muy común que todos busquemos expresarnos. Es como si cada persona tuviera un mensaje que gritar al mundo. El problema es que hemos dejado de escucharnos y eso imposibilita la colaboración. La propuesta de Covey consiste en hacer un alto y hacer consciente nuestra situación para poder desarrollar la escucha activa y comprender genuinamente al otro. Eso contribuirá a establecer lazos que, con la ayuda del hábito anterior, favorezcan el enriquecimiento mutuo.

Sinergia.

Una vez que has transformado tu forma de pensar y comprender tu entorno, podrás ver de manera más clara el potencial oculto tras la diversidad. Esto es lo que hace posible que puedas colaborar con otros y conseguir una mejor solución que la que hubieras logrado por cuenta propia. 

Afila la sierra.

Este hábito resalta la importancia de continuar aprendiendo, creciendo e invirtiendo en nosotros cada día. Nosotros somos nuestro mejor proyecto, uno que no acaba y que debemos atender en todas sus dimensiones (física, mental, espiritual y social).

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