Decimos que España es un país de envidiosos. Un país donde sus integrantes están deseando encontrarse con alguien que destaque para criticarlo sin compasión y sin descanso. A los españoles parece que nos gusta ensañarnos con las personas que han conseguido el éxito.(ya no hablemos de las desgracias, que darían para otro post). «¿A quién se habrá tirado?» (sobre todo si es una mujer la exitosa), «Seguro que tiene padrino», «Claro, si yo hubiera tenido su oportunidad…» Etc.
Lo que ocurre es que España es un ente, un escudo donde generalizar, pero España está llena de españolitos y españolitas que parece que encuentran la envidia en cualquier persona de este país …menos en ellas mismas.
Y lo siento, pero tengo que decirte que tú eres un envidioso. Y podrás decirme que me equivoco. La verdad es que asumo que lo hago en un % limitado pues realmente no el 100% de la población es envidiosa, pero ten en cuenta que mi margen de error será mucho menor que el tuyo, pues hay muchas más posibilidades de que te autoengañes pensando que tú no lo eres, cuando lo eres realmente.
Como la mayoría de nuestros defectos, solemos ser los últimos en reconocer su existencia. Tenemos demasiado Ego como para reconocernos envidiosos, pero si no mirara nadie, si no tuvieras que aceptarlo frente a nadie, si quedara solo para ti, seguro que reconocerías que te ha dado un pellizco de malestar en alguna situación donde la última compra, el último éxito, esa nota de su hijo que ella proclamaba orgullosa, ese tipazo de tu amiga o esas abdominales de tu amigo, ese tiempazo en la última carrera popular, ese ascenso en el trabajo, el último viaje de vacaciones…. se mostraron frente a ti, pero no eran tuyas, eran de la persona que estaba delante con una gran sonrisa de satisfacción.
Esa molestia de tu cuerpo es tan sólo una señal. Necesitas madurar. Si no la sabes captar, seguirás sufriendo, si la aceptas y te decides a convivir con ella, a entenderla, y a oír su mensaje, podrás comenzar un camino para cambiarla.
La envidia es un reflejo, un espejo, que te muestra lo que no tienes, a veces incluso cuando no sabías que aquello que no tienes lo querías… pero es justo que aparezca delante para darte cuenta de lo mucho que querrías tenerlo tú también. La envidia es la máquina de revelado de tus carencias. Y es que es mucho más sencillo hundir al que tiene lo que quiero, que pelear por conseguirlo.
Muchas de las envidias nacen de las privaciones, y también de las limitaciones de responsabilidad. No sentirme responsable de mi vida, no respetar esa responsabilidad de los demás por sus éxitos, me deja sin reacción, a merced del destino, en manos de otros.
¿Cuándo vas a concentrarte en todo lo que tienes? Podrías dejar de juzgar la vida de una persona por una muestra, es como si tuvieras que comprar una casa solo viendo el pomo de la puerta de entrada. No sabes el resto de la vida de esa persona, no sabes si es feliz realmente o no y, sobre todo, no sabes si tú serías más feliz teniendo lo que ella tiene. No sería la primera vez que una persona en una posición privilegiada aparentemente tiene un sufrimiento mucho más profundo que el tuyo en el global de su vida.
Enfoca la envidia. Cuando sientas el pellizco, piensa: «¿por qué me molesta?» y obtén una conclusión positiva, que seguramente tendrá que ver contigo, con un camino para alcanzar esa meta, o con un descubrimiento de cuanta responsabilidad de tu vida aún cedes. Ambas cosas te permitirán crecer y mejorar. Podrás ir a por una nueva meta o eliminar un lastre de tu vida, ambas son de una importancia brutal para tu salud y una vida plena… y también para que dejes a los demás vivir en paz y disfrutar de sus logros.
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