Muy pocas personas dirían que no quieren generar más ingresos, ¿pero no te ha sucedido que, a medida que ganas más, gastas más? Es un fenómeno que algunos llaman inflación de estilo de vida y que contradice por completo ese pensamiento tan común de que cuando ganemos más dinero podremos ahorrar y tener mayor libertad económica. Lo que sucede en muchos casos es que sí, logramos nuestra meta de ganar más dinero, pero a medida que lo hacemos nuestros gastos estables también aumentan, por lo que nuestras cuentas a final de mes terminan más o menos igual que al principio.

Es fácil caer en la tentación de flexibilizar un poco nuestros gastos una vez que estamos más holgados económicamente. Después de todo, ya hemos pasado por dificultades, estamos trabajando duro y merecemos darnos al menos un gusto. Sin embargo, si no somos conscientes de lo que ocurre y hacemos esto parte de nuestra cotidianidad estaremos generándonos a nosotros mismos una inflación que hará prácticamente imposible que prosperemos (al menos económicamente hablando).

¿Significa esto que no podemos mejorar nuestro estilo de vida sin caer en la inflación?

¡Por supuesto que no! Estás en todo el derecho de tener el estilo de vida que deseas y te puedas permitir. No obstante, es fundamental evitar gastos propios de alegrías pasajeras, que al final son innecesarios y solo dejan largas deudas que son difíciles de pagar.

Lo fundamental es que seas consciente tanto de tus ingresos como de tus gastos y te traces una serie de objetivos que te mantengan alineado con tus metas. Además, la felicidad no depende exclusivamente del dinero, por lo que no somos más felices a medida que gastamos… afortunadamente, nuestra felicidad va mucho más allá de eso.

Una de las formas en la que más gastamos dinero sin darnos cuenta es haciendo lo que se supone que debemos hacer ahora que tenemos mas ingresos (¡algo que muchas veces ni disfrutamos!). Por ejemplo, si a tus colegas les encanta ir de copas todos los días tras su rutina laboral, eso está muy bien para ellos, ¿pero tú lo necesitas? ¿Es algo que aporta a tu vida o simplemente te estás dejando llevar por lo que crees que te corresponde hacer?

Antes de hacer un gasto, sobre todo si acaban de incrementar tus ingresos, pregúntate: «¿Realmente necesito esto? ¿Me hace feliz?».

 

Vive en función de tus posibilidades: Mantente atento a tu presupuesto.

Un hábito saludable que puedes adoptar, financieramente hablando, es la elaboración de un presupuesto mensual, así evitarás que tu estilo de vida sufra de inflación y, si ocurre, podrás detectarla rápidamente. Si tus ingresos son variables, una fantástica alternativa es hacer este presupuesto en términos porcentuales que puedan orientarte en el uso de tu dinero a pesar de las fluctuaciones que puedas tener de un mes a otro.

Algunos economistas recomiendan ahorrar el 10% de tus ingresos. Este porcentaje puede variar en función de tus necesidades y de las metas que quieras lograr, pero es una opción que te permite guardar una cantidad de dinero que se mantenga en relación directa con tus ingresos (y, por extensión, con tu estilo de vida).

Muchos piensan que elaborar un presupuesto y ceñirse a él los llevará a privarse de cosas y a vivir en austeridad. Eso no es cierto. Un presupuesto bien elaborado te ayudará a vivir de acuerdo a tus posibilidades y debe incluir gastos inesperados y algún otro gusto que quieras darte... lo que va a limitar este presupuesto son las compras impulsivas y gastos que no te conduzcan a nada más que a un futuro dolor de cabeza, no tu bienestar.

Trabajar más para poder gastar más… esa no es la solución.

No faltará quien recurra a las soluciones más simplistas y decida que lo que debe hacer para poder gastar de la forma que quiere es trabajar más y más, hasta que sus ingresos le permitan satisfacer eso que piensa que necesita (¡como si este fenómeno de inflación fuera a desaparecer!).

Sin embargo, en la realidad lo que sucede es otra cosa: Podemos llegar a generar el ingreso deseado, pero una vez que lo hacemos y obtenemos la recompensa, automáticamente vamos por otra que exige aún más dinero… sin ser tan felices como pensábamos que seríamos.

¿Qué hacer entonces? ¿Trabajar aún más? ¿Cuánto más puedes cobrar por tu hora de trabajo y cuántas horas le harán falta a tu día para satisfacerte?

Si no se trata de trabajar más, ¿entonces qué es lo que podemos hacer?

La clave no está en aumentar las horas de trabajo, sino en optimizar ese tiempo y en dejar de intercambiarlo por dinero… así, podrás invertirlo de una forma que pueda darte ganancias de manera sostenida y a largo plazo.

Para lograrlo lo primero que debes hacer es adquirir consciencia de lo que necesitas realmente para sentirte pleno y comenzar a ganar ingresos que no dependan exclusivamente de tu tiempo. Eso es lo que enseño en mi proyecto Freenancial Exposed, cómo generar ingresos pasivos que nos permitan lograr nuestra libertad financiera y vivir esa vida que tanto anhelamos y se alinea con nuestro propósito.

No te voy a mentir diciéndote que es muy fácil y que puedes facturar decenas de miles de euros de un día para otro, no quiero ser como esos falsos gurús que prometen mucho y acaban llenándose ellos de dinero, mientras dejan a sus seguidores a merced de la frustración. Mi propuesta es que, tal como yo lo estoy haciendo, consigas elaborar un proyecto real y a tu medida que te brinde un flujo de dinero sin importar donde estés ni lo que estés haciendo en cada momento.

¿Quieres saber más y comenzar a trabajar por tu libertad financiera? Todo lo que necesitas lo tienes al alcance de un clic, puedes comenzar por leer hacer este test de potencial y leer este artículo.

Luis Gil– Inspira y Avanza.Puedes tener la vida que deseas. Sabemos cómo guiarte: www.luisgilconsultoria.com

Desarrollo Personal y Profesional.  Mentoring Empresarial. Conferencias y Talleres transformadores.