Siempre he creído que los abrazos son algo maravilloso. No hay que estudiar ni hacer una amplia investigación para saberlo, basta con hacer un poco de memoria para revivir el confort de un buen abrazo tras un día difícil o pensar en cómo sentimos la necesidad de que alguien nos abrace cuando estamos afligidos… es algo que nuestro cuerpo nota desde que somos muy pequeños.

Por si fuera poco, los abrazos están al alcance de todos. No importa tu edad, género, nacionalidad u ocupación: abrazar a otros es una alternativa para la que no hay excusas y que no distingue entre personas. Así que, ¿por qué no intentarlo? Si aún estás algo escéptico y necesitas razones extra, te ofrezco 5 que han sido comprobadas científicamente 😉

1. Los abrazos reducen el estrés.

El estrés es uno de los grandes males de nuestros días (¡quizás porque hemos perdido costumbres tan saludables como abrazarnos!), provoca malestar, nos hace sentir agotados y es un factor de riesgo para la aparición de muchas enfermedades.

Si puedes definirte a ti mismo como una persona con problemas de estrés, haz la prueba y abraza a alguien a quien ames. Piensa cómo te sentiste antes y después para que decidas por ti mismo si vale la pena. Es un pequeñísimo esfuerzo para obtener grandes beneficios.

Se ha comprobado que los abrazos reducen el estrés y el nivel de cortisol en sangre (más conocido como la hormona del estrés).

2. Ser abrazado promueve el equilibrio de nuestro sistema nervioso.

Abrazar a otros no solo tiene un impacto por la interpretación consciente que le damos, sino también por la estimulación que recibe nuestro cuerpo a través del tacto. Específicamente, cuando disfrutamos de un profundo abrazo enviamos señales a nuestro cerebro a través de los corpúsculos de Pacini, unos receptores sensoriales que transmiten esta información a nuestro sistema nervioso, influyendo en su balance.

Abrazar tiene beneficios a nivel consciente e inconsciente. Así que, más allá de las dudas que puedas tener, siempre tendrán un efecto positivo en tu salud y bienestar.

3. Los abrazos mejoran nuestro humor.

Cuando alguien nos regala un abrazo nos está obsequiando no solo su compañía (que ya es bastante valiosa), sino también un maravilloso incremento en nuestra producción de serotonina.

La serotonina es un neurotransmisor que influye en nuestro estado de ánimo, tanto que esta sustancia ha sido llamada «la hormona de la felicidad» y se ha comprobado que cuando sus niveles disminuyen la persona es más propensa a sufrir de depresión.

Hoy en día, hay alimentos y fármacos especialmente recomendados para aumentar la serotonina… ¿por qué mejor no inclinarnos por algo tan natural y placentero como los abrazos?

4. Los abrazos son relajantes naturales.

Si el estrés o tus actividades diarias están haciendo estragos en tu salud y ya estás sufriendo de dolores musculares, te propongo este analgésico natural (¡100% recomendado y sin efectos secundarios!).

Disfrutar de un abrazo profundo aumenta la circulación en los tejidos blandos, por lo que los abrazos facilitan que nuestros músculos se relajen y disminuyan las dolencias asociadas al dolor muscular.

«Los abrazos tienen el poder de relajar tus músculos, sin cremas, pastillas costosas ni efectos secundarios».

5. Abrazar tiene un impacto positivo en nuestra salud general.

Más allá de los beneficios específicos que ya te he comentado, hacer de los abrazos un hábito mejora significativamente nuestra salud en el sentido más amplio.

Los abrazos profundos disminuyen la frecuencia cardíaca y mejoran nuestra salud cardiovascular, una de las grandes afectadas por el ritmo de vida que llevamos hoy en día.

¿Te animas a hacer algo por tu salud? Te propongo esto: regala como mínimo un abrazo al día, de al menos 10 segundos e intenta incluir a alguien diferente en tu nuevo hábito. ¡Yo también lo haré y te contaré cómo me ha ido!

Luis Gil– Inspira y Avanza. Puedes tener la vida que deseas. Sabemos cómo guiarte: www.luisgilconsultoria.com