Decía el gran Antonio Machado que «todo necio confunde VALOR y precio». ¡Que gran verdad!. Y como la necedad es una característica acumulable, las sociedades llenas de necios también suelen confundirlo. Hemos pasado a clasificar por precio, y no por valor. Nos sentimos maravillados por el objeto que más cuesta, la persona que más dinero gana y que más propiedades tiene. El dinero es la medida.
Hemos acorralado los valores, los hemos dejado en un plano secundario… ni siquiera eso, los hemos dejado tan atrás como ese actor de reparto, que lo único que hace es pasear en el fondo de la imagen bajo la lluvia mientras los ricos protagonistas sonríen en primer plano.
Somos una sociedad necia, y el cambio ya ha dejado de ser conveniente para ser IMPRESCINDIBLE… URGENTE.
Dice la RAE en una de sus acepciones que Valor es «La CUALIDAD que poseen algunas realidades…y que los hay de polaridad positiva o negativa, y de jerarquía superior o inferior». Por tanto, ¿cuáles elegir? ¿cuáles vivir para así también impregnar e influir con ellos a nuestros hijos y la gente que nos rodea?
Como el objetivo creo que debe ser encontrar aquellos que permitan una vida plena y libre en su sentido más amplio; manteniendo una aportación equilibrada como ciudadanos (pues no vivimos, ni estamos en general preparados para vivir a espaldas de todo y de todos), en esta reflexión que os hago me gustaría sugeriros estos:
Humildad : Supone entender que no estamos por encima de nadie. Saber ver en cada persona la capacidad para desarrollar sus habilidades innatas tal como nosotros lo podemos estar haciendo con las nuestras. «Mirar a TODOS AL MISMO NIVEL«
Respeto: Es ACEPTACIÓN, aceptarnos a nosotros mismos con nuestras virtudes y defectos, aceptar a los demás también. Es la base de la convivencia y el origen de una personalidad sana.
Responsabilidad: Cuando llegamos a entender que toda la realidad que vivimos es exclusivamente un cometido realizado por nosotros, y nos comportamos siguiendo este precepto, el mundo de las posibilidades aparece. La LIBERTAD máxima es la de asumir que estamos al mando de nuestra vida y que ella discurre por la realidad que nosotros, y solo nosotros, percibimos.
Perseverancia: Supone ejercer positívamente nuestra fuerza de VOLUNTAD. Partir de la base de que,cuando insistimos en el empeño lo necesario, las posibilidades se ponen de nuestro lado. La voluntad comienza donde se nos acaba la motivación. Requiere nuestro compromiso personal en el desempeño de fin.
Gratitud: Hemos de agradecer todo aquello que tenemos, empezando por el regalo de nuestra vida. Por mucho que nos han repetido, la vida no es necesario ganársela, sino que ya nos fue concedida, ahora nuestra responsabilidad es DISFRUTARLA y dar gracias por poder hacerlo.
Solidaridad: Afílitate con las personas que tienen intereses comunes a los tuyos, COMPARTE, participa. Deja también un espacio para esos grupos que no están en tu círculo pero pueden necesitar de ti en algún sentido. Ejerce la gratitud mediante la solidaridad con los demás.
Sentido del humor: En la «época del optimismo», prefiero hablar de sentido del humor. El optimismo me representa algo mucho más pasivo, reir y estar contento te pase lo que te pase, porque seguro que será por tu bien… no me identifico con esa forma de entenderlo. El sentido del humor supone reflexión, objetividad, saber entender las condiciones en las que cada momento debo vivir, y tomar con valentía una DISPOSICIÓN POSITIVA con el propósito de obtener el máximo de cada escenario.
Dejemos todos, cada uno de nosotros, la necedad del precio. Comencemos a hablar de valor. Si hacemos brotar esa semilla en cada uno de nosotros, el bosque crecerá desde el asfalto y podremos cambiar el rumbo de esta sociedad.
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