Se suele decir que: «Cuidado con lo que deseas, porque lo puedes conseguir», haciendo referencia a que, muchas veces, deseamos cosas que no están realmente en nuestro mapa de vida, que no sintonizan con el resto de nuestros valores y deseos y que, por tanto, nos hacen sentir mal una vez que las tenemos. En ocasiones hemos comentado que nuestra vida y sus aspiraciones deben ser congruentes, «ecológicas» con nosotros mismos. Como en un sistema vivo, no podemos introducir un elemento extraño a él porque podría generarse una pelea que acabara con todo.
¿Pero y si somos totalmente conscientes de que queremos conseguir aquello, y nos asusta conseguirlo?
En esta toma de decisiones, lógicamente son nuestras creencias las que hacen de fiscales, y nuestra identidad la que dicta sentencia. Muchas veces es la percepción de la vida que tenemos la que nos está limitando, porque literalmente nuestras creencias observan terribles consecuencias ahí donde se podría encontrar un gran éxito. Es el miedo al triunfo.
«Si consigo ese ascenso mis actuales compañeros me odiarán». «Si al final puedo permitirme la casa que soñaba perderé a mi familia porque no vendrán tanto a verme». «Si me hacen responsable del departamento será mi fin porque yo no valgo para mandar». «Si realmente soy como soy y doy el máximo en mis estudios, mis amistades de la clase me marginarán como a otro ‘empollón’ más». «Si acepto la relación con ese chico, mis amigas me dejarán de lado porque a ellas les gustaba también».
Como vemos, los ejemplos son infinitos. Como dice Robert Dilts: «El fracaso requiere de mucha planificación», porque también necesitamos poner en marcha planes y estrategias mentales que nos permitan NO conseguir aquello que queremos y así no hacer frente a las dificultades que PENSAMOS que pueden ocurrir, en lugar de poner en marcha nuevas estrategias centradas en solventar las posibles consecuencias colaterales que pudieran darse para IR SIN RESERVAS HACIA EL TRIUNFO QUE DESEAMOS.
«¿Cómo puedo hacer para vincular a mis compañeros en haber logrado el ascenso, y cómo consigo hacerlos crecer a ellos desde esa posición, cómo los vinculo?».»¿Qué puedo organizar en casa periódicamente para vincular a mi familia, ahora que estaremos más cómodos y espaciosos?».»¿Qué habilidades de dirección de equipos debo incorporar para completar un perfil que me permita ser ascendido y disfrutar de la gestión de personas?»….etc.
Nuestras estrategias de decisión sobre lo que hacemos cada día son fundamentales. Son automáticas, aunque pueden revisarse, mejorarse, e incorporarse de nuevo a nuestro día a día. Se trata sólo de que una mano experta pueda hacernos ver realmente cómo funcionan las nuestras y nos muestre el camino del cambio hacia aquellas que, no sólo evitarán ese miedo al triunfo, sino que reforzaran el deseo de conseguir las metas que soñamos.
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