Tengo que empezar diciendo que ha sido una semana fantástica. Llena de nuevas personas y nuevos proyectos que apuntan hacia el futuro de una manera optimista y gratificante. Como decía hace unos días en las redes sociales: «Era imposible imaginar lo que esta actividad me iba a llenar… y nunca lo habría sabido si no hubiera decidido ir a por ello».
A pesar de eso, y sin embargo muy relacionado con mi comentario anterior, la semana termina con noticias tristes. El paro en España se acerca vertiginosamente a los 6 millones de personas y en mi querida Andalucía estamos por encima del 35%…si reflexionamos sobre que este porcentaje se refiere a un valor sobre personas activas, nos da una idea de las pocas personas que están teniendo la posibilidad (yo rechazo la idea de llamarlo «privilegio») de desarrollarse y crecer mediante el desarrollo de una actividad remunerada.
Y estas cifras globales siempre acaban aterrizando en casos puntuales, en personas de nuestro entorno. La otra noticia triste del final de la semana hace referencia a no pocos amigos y grandes profesionales que se han visto afectados por una nueva reducción de personal de una empresa en la que tuve la suerte de pasar unos años fantásticos.
He hablado con muchos de ellos, dolidos, claro, porque uno siempre alberga la esperanza de que no le toque a él. Un poco descuadrados con la situación que se les plantea adelante, y también alguno aliviado porque en esta época las empresas en general, y muchos directivos en particular, han aparcado los valores fundamentales (aquí hablaba de políticos pero es extrapolable al caso que nos ocupa) y hacen del empleo un «privilegio» por el que hay que pagar con la salud física y emocional. Ya sabéis que en este aspecto yo pienso que la vida no hay que «ganársela» sino disfrutarla, y esto es fundamental a la hora de enfocar nuestra vida y la manera en que eso se hará realidad.
Fijaros que de mis amigos no he dicho que estuvieran SORPRENDIDOS por la decisión de la empresa. A ninguno le sorprendió la situación. De hecho, más del 80% de las personas que actualmente trabaja valora como una posibilidad que le puedan despedir. Entonces ¿estás esperando a que la fortuna decida si te atropella este tren, o estás haciendo algo para salir de en medio de la vía?
Ayer también hablé con otros amigos que habían sorteado el despido…en esta ocasión. Claro que eran conscientes que en la siguiente podían ser ellos. Yo les preguntaba: ¿QUÉ VAS A HACER PARA PREPARARTE?
Por favor, dejemos de una vez de estar a expensas de lo que nos hagan. Dejemos de estar envueltos en esta estrategia de correr del fuego, y cambiemos a una estrategia que nos haga evitar que el fuego se produzca. Piensa una cosa: tu empresa está pensando en cómo sobrevivir, y si además está perdiendo sus valores para hacerlo… ¿qué haces que no te estás preparando para salir de ahí, o al menos para tener una transición suave si te invitan a que salgas?
Todo cuenta: media hora al día de formación en algo en lo que queremos especializarnos más, mejorar nuestras aptitudes personales para afrontar el cambio sin miedos, reactivar las redes personales ahora que aún hay tiempo para cultivarlas y para analizar hacia donde encaminarme… lo siento pero para eso no hay excusas… No es cuestión de tiempo (media hora o una hora al día la tenemos todos… sólo hay que ver las audiencias de ciertos programas… viéndolos le estás garantizando el futuro laboral a ellos, no a ti), ni de dinero (hay una explosión de MOOC’s o cursos gratuitos en la red), ni de conocimiento (vencer miedos, enfocar tu actitud, hoy todo eso se puede vencer con un buen coach a tu lado). Haz lo necesario para que cuando la cifra del paro no sea un número, sino que tenga tu cara, estés preparado al máximo para ser uno de los que puede seguir disfrutando de la vida. ¿O entonces también me vas a decir que no lo esperabas?
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