¿Te ha pasado alguna vez que te esfuerzas por conseguir algo (o a alguien) dándolo todo y lo único que observas es que mientras más te empeñas más te alejas de aquello (o más espantas a la persona)? Seguro que sí.
Aquellos que prefieren no esforzarse demasiado por las cosas están ahora complacidos, sonriéndose cuando imaginan a todos los esforzados trabajadores, incansables, empleando toda su voluntad, más allá de lo razonable, para finalmente darse cuenta de que por mucho que se han sacrificado no han conseguido aquel objetivo. A ellos les diría… ¿y todas esas cosas que pasan por tu cabeza que sabes que te harían crecer como persona y conseguir tus deseos, pero tu falta de voluntad, tu desidia, hace que ni siquiera llegues a rozarlos con los dedos?
¿Entonces qué se debe hacer? ¿Qué sería lo correcto? En mi opinión: hacer lo que debas.
Me explico un poco. Si tienes un deseo, transfórmalo en intención, interioriza que es algo que quieres tener y chequea interiormente si aquello que ahora te parece interesante en tu vida, una vez conseguido, seguiría cuadrando con el resto de tu situación, de tus valores. Una vez que dentro de ti algo te transmita un SÍ, debes hacer lo necesario para conseguirlo.
¿Cuánto es lo necesario? Lo natural, lo razonable, lo que te hace sentir que de tu parte nada quedó por hacer. Cuando en tu interior comiences a pensar que lo que haces es «forzar la máquina» (que no por perseguirla tres veces más camino a casa desde la universidad vas a acabar gustándole), es momento de soltarlo, de aceptar que no te pertenece, y que una vez en este punto, avanzado tu parte del camino, es la otra parte la que debe acercarse a tí… si es que toca. Porque debemos asumir que algunos deseos que tenemos no los conseguiremos, o no los conseguiremos tal como los imaginamos, o no llegarán en el momento que queremos sino en el momento que deban llegar. Y esto no es un fastidio, puede ser toda una bendición, pero sobre todo, es la realidad y como tal debemos asumirla sin dejar que el ego nos lleve (y dentro de él el odio, la ira, la frustración….etc). Cuando uno siente que hizo todo lo necesario, solo puede dejar que las cosas encajen. Si no encajan… analizar, entender, aprender… y ajustar. Si tiene que llegar llegarán.
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