Me gustaría contarte una breve historia:
Hubo una vez dos semillas que estaban enterradas en un campo de labranza, próximas una de otra.
En un momento dado, una de ellas le dijo a la otra: «Voy a empujar con fuerza mis raíces hacia abajo, las haré crecer con energía, empujando fuerte hasta conseguir beber el agua y los jugos de la tierra fértil que se encuentran más profundo. Después de eso, voy a empujar con fuerza hacia arriba, abriéndome paso a través del suelo, creciendo hasta conseguir salir y brotar a la superficie, con tallo y con hojas. Y de los brotes de las ramas florecerán unas bonitas flores y seguiré creciendo. Y viviré cada amanecer y disfrutaré cada rayo de sol, disfrutaré también cada helada de la mañana y cada lluvia de tarde. Voy a vivir la vida que deseo«.
Y la otra semilla le respondió: » ¡Qué dices! Tú no sabes lo que estás diciendo. ¡No,no,no,no! Yo voy a quedarme aquí enterrada. Porque si empujo mis raíces hacia abajo los ratones podrían morderlas y comérmelas. O la maleza podría absorber mi jugo y matarme. O quizá la tierra de más abajo sea tan dura que destroce y queme mis raíces y me haga morir. Además, si tratara de romper el suelo hacia fuera, la helada de la mañana podría dañarme y si crecieran mis hojas, la escarcha podría congelarlas. Si sigo creciendo después, un perro podría mear encima de mi. E incluso si hago que mis flores broten tras vivir una vida normal, un niño podría arrancarme un día para ponerme en un recipiente y llevarme a su madre como regalo. No, no, ¡no! Prefiero ir sobre seguro, prefiero quedarme aquí».
¿Te reconoces en alguna de las dos semillas? Hoy te voy a pedir que pienses como sería tu vida si la juegas de verdad, si asumes lo que hay en juego y buscas florecer de la manera que deseas… ¿o prefieres quedarte enterrado sin enfrentarte a lo nuevo, lo desconocido…aunque eso suponga no vivir?
fotografía de http://imaginativaa.blogspot.com.es