Estoy rodeado de héroes. Personas que se levantan por la mañana movidas por una gran fuerza interior, que parte de lo más profundo de su corazón.
Son personas normales aparentemente, pero tienen unos poderes especiales sólo visibles por aquellas personas capaces de encontrar lo extraordinario en lo más ordinario: un gesto, una mirada, una actitud…una sonrisa y una lágrima.
Si tu eres una de esas personas capaces de levantar ese fino velo de normalidad, y consigues VER al ser más allá, habrás descubierto que estas personas:

• Tienen cicatrices de profundas heridas, pero también la paciencia para haberlas dejado sanar y la aceptación para admitirlas como parte de ellos, con todo el aprendizaje que trajeron.
• Tienen arrugas, las que hizo brotar el sol mientras perseguían su sueño de cada día, y también las que provocan la alegría y las risas, que cuando son verdaderas arrugan tanto la cara como estiran el alma.
• Son humildes, porque se han dado cuenta de que mientras más tiempo se mantienen con los pies en el suelo, mas posibilidades de dar pasos firmes en su crecimiento personal.
• Son buenos, en el sentido más amplio, esa bondad que todos sabemos reconocer en lo más profundo de nuestro ser, pero que muchos desoyen mientras disimulan con forzado gesto de indiferencia.
• No esperan nada, porque esperar es la mejor manera de que no pase lo que quieres que pase, y prefieren actuar. Saben que hace años la fuente se encontraba lejos… que sólo caminando hacia ella era posible calmar la sed.
• Viven con pasión. Hablan de cuidar un pequeño huerto, o de hacer crecer sano a su hijo, o de terminar esa carrera, o de montar esa empresa, o….; como si toda la vida pivotara de ello. Y luego cambian de tema, y ahora es su mujer, ese libro, aquel buen amigo… y de nuevo con la misma pasión. Y es que el tema no es importante, lo importante es la manera en la que lo viven. Entregando su vida, poniendo su vida en juego por ello. Porque saben que la vida no hay que ganársela, que ya se la gana uno cuando nace.. que lo que hay que hacer es emplearla, y emplear una vida sin pasión es malgastarla.
• Cuentan grandes historias, pero sobre todo, escuchan.  Te preguntan ¿como estás? esperando que les digas lo que sientes, no sólo una frase rápida y automática. Realmente les interesa saber qué sientes, reír con tus alegrías, preocuparse con tus tristezas.. compartir la emoción.
• Aman. Empiezan por ellos. Se quieren, se cuidan. Entienden que la vida es un camino  lleno de sorpresas, y mejor recorrerlo en un carro firme y bien engrasado. Aman a los demás como a ellos mismos. Han sabido entender que su felicidad es imposible en la más absoluta soledad. Han sabido entender que ellos son sólo un apéndice de algo mucho mayor llamado humanidad.
• Enseñan todo lo que saben, como sólo enseña el que realmente sabe. Con simplicidad y ejemplo.