A lo largo de esta semana en Facebook incluía esta actualización de Estado:
Tuvo cierta repercusión (y aceptación) entre las personas que la pudieron ver. Y es que a todos nos parece muy evidente que debemos mantener nuestra integridad y no renunciar a quiénes somos tan sólo por conseguir algo que deseamos con fuerza.
Seguro que a la mayoría de nosotros nos sería muy sencillo y muy natural defender que jamás lo haríamos y, sin embargo, con la misma naturalidad, podríamos señalar personas de nuestro entorno que pensamos que sí lo hacen.
Es muy complicado separar a la persona del personaje, sobre todo cuando esa distinción debe hacerla la propia persona. Tampoco es tan sencillo acertar cuando el juicio lo realizamos sobre alguien, porque ese juicio está realizado en base a nuestras experiencias y a nuestras creencias, y no al conocimiento de su propia realidad.
En el coaching una de las cosas que más pueden ayudar a la persona que quiere evolucionar es que consiga ser el observador de su propio Ego, de su propio personaje. Esto se consigue en su momento, necesita una evolución. Por parte del coach, la observación no debe llevar asociados juicios basados en su experiencia que puedan contaminar el crecimiento propio de la persona que ayuda (coachee). Sin embargo, en ocasiones, esa posición (tercera posición en este caso frente a la de la persona y a la de su ego) permite distinguir con antelación cuando esa falta de conciencia está llevando a la persona a auto- engañarse.
Cada día, en muchas relaciones, ves cómo hay personas que, antes de este descubrimiento, pueden mirarte a los ojos directamente y decirte con confianza que ellos saben lo que hacen, que realmente ellos no están vendiendo sus valores, sus creencias; que no están entregando su alma al diablo. Pero, lamentablemente, no es así. Y no digo lamentable porque se algo negativo que debamos censurar, cada uno tiene derecho para realizar con su vida lo que quiera, lo lamentable es que la persona no consiga ser plenamente consciente de mero papel que está interpretando.
Tú elijes… |
Si quieres vender tu alma al diablo, yo siempre lo voy a respetar, es tu vida. Pero toma distancia, sepárate del ego, y reconócete haciéndolo con total responsabilidad. Pero no te engañes, no digas al mismo tiempo que tiene tus principios firmes que van totalmente en contra de actuar así, no es tan importante aquello que puedas causar en mí o en los demás, como el daño que te causarás a ti cuando, un día, el diablo venga a cobrar su parte del trato. No te obligará a hacer nada, no te exigirá ningún sacrificio, no te perseguirá propiciándote dolor. Tan sólo te tomará, te alejará un poco de tu ego, te hará revisar la película de todo aquello dijiste, y te dejará ver con claridad en qué persona te has convertido. El resto te lo harás tú sólo.
Cambia, evoluciona, crece. Pero siempre mantén la integridad de quién eres. No renuncies a aquello que apuntala tu corazón, tu mente y tu alma. No hay premio, ascenso, prestigio social, o satisfacción del ego que merezca un sacrificio tan alto. Posiblemente, siendo así no irás a cualquier parte, como decía aquel dicho sobre las chicas malas, pero seguro que sí irás justo allí donde deberías.
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imagen obtenida de javiernavarta.blogspot.com